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Para nuestros lectores…

Así, esa hora de espera en alguna cafetería, los minutos que esperamos a conciliar el sueño, el tedio del transporte público o los días en los que el trabajo se queda estático, se convierten en momentos memorables a través del poder de las palabras.

Letras, cerros y travesías

No es como que lea demasiado en las cuatro horas que me hago de ida y de regreso, pero si me ha motivado a encontrar más momentos en los que puedo leer al menos un par de párrafos más.

Letras entre descansos y madera

Pero el transcurso de esa aburrida mañana comencé a pensar que como padre responsable debería saber que es lo que lee mi hija, porque le llama la atención hacerlo y sobre todo, qué pensará de mí, que de entre sus libros se le ocurrió recomendarme ese que me esperaba en la mesa.

Letras de media noche

Pese a que hay días en los que Isabel llega a casa con la sensación de que su cerebro comenzará a sacar humo en cualquier momento, la mayor parte de la semana tiene el tiempo y la energía suficiente para leer un pedacito de su libro.

Letras, café y galletas

Después de pedir su café y un pan o algún sándwich, se enfrasca en su lectura con tanta atención que resulta increíble. ¿Cómo es que logra enfocarse tanto en un lugar tan concurrido? Pero lo hace. La hora y media que espera allí, leyendo y bebiendo café se diluye como agua entre sus manos.